TEATRO
E.P N°69
5to y 6to. Turno tarde
Profesora Gil Laila
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Semana de reflexión en relación al
Golpe de Estado perpetrado el 24 de marzo de 1976.
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Lectura del
cuento ““El pueblo que no quería ser gris” escrito por Beatriz Doumerc. Cuento prohibido por la dictadura.“…lo que les molestaba era que
se pusieran en evidencia desde el texto mecanismos sociales y de la vida
privada que no era bueno divulgar con su propio nombre en una obra para niños.
Nada de hablar de la brecha entre pobres y ricos, de los avatares cotidianos de
la gente común y de alguna otra cosa no tan común dentro de esta sociedad”.
Y como en la sociedad de la dictadura esos
cuentos intentaban acercarse a los chicos y chicas exponiendo la realidad, sin
prejuicios, fueron prohibidos… Laura Devetach (autora del libro “La torre de
cubos”).
El Pueblo
que no quería ser gris.
Había una vez un rey grande, en un país chiquito.
En el país chiquito vivían hombres, mujeres y niños.
Pero el rey nunca hablaba con ellos, solamente les ordenaba.
Y como no hablaba con ellos, no sabía lo que querían, y lo que no querían; y si
por casualidad alguna vez lo sabía, no le interesaba.
El rey grande del país chiquito, ordenaba, solamente ordenaba; ordenaba esto,
aquello y lo de más allá, que hablaran o que no hablaran, que hicieran así o
que hiciera asá.
Tantas órdenes dio, que un día no tuvo más cosas que ordenar.
Entonces se encerró en su castillo y pensó, y pensó, hasta que decidió:
“Ordenaré que todos pinten sus casas de gris”.
Y todos pintaron sus casas de gris.
Todos menos uno; uno que estaba sentado mirando el cielo, y vio pasar una
paloma roja, azul y blanca.
“¡Oh! ¡Qué linda!” dijo maravillado, “Pintaré mi casa de rojo, azul y blanco”.
Y la pintó nomás.
Cuando el rey miró desde su torre y vio entre las casas grises una roja, azul y
blanca, se cayó de espaldas una vez, pero en seguida se levantó y ordenó a sus
guardias:
-¡Traigan inmediatamente a uno que pintó su casa de rojo, azul y blanco!
Los guardias aprontaron sus ojos para verlo todo, sus orejas para oír mejor y
marcharon.
Pero mientras llegaban a la casa de “uno”, otro, que vivía en la casa vecina
dijo:
“Qué linda casa; yo también pintaré la mía así”.
Y la pintó nomás.
Entonces cuando los guardias llegaron, no supieron cuál era la casa de uno y
cual la casa de otro, así que regresaron al castillo y hablaron con el rey.
-¡No puede ser!- dijo el rey, y miró desde la torre.
Al ver lo que vio se cayó de espaldas dos veces, pero enseguida se levantó. Y
ordenó a sus guardias:
-¡Me traen a uno y a otro, inmediatamente!
Pero ya un tercero había visto las dos casas de rojo, azul y blanco y en un
instante pintó la suya.
Los guardias no tuvieron más remedio que regresar y preguntarle al rey:
-¿Qué hacemos, traemos a uno, a otro y a otro?
Entonces el rey se cayó de espaldas tres veces, y los guardias tuvieron que
ayudarlo a levantarse.
-¡Traen a los tres!- dijo en cuanto estuvo levantado.
Pero cuando los guardias bajaron, no había tres casas pintadas.
Había 333.333
-Bueno- dijeron los guardias cuando terminaron de contarlas -se lo diremos al
rey.
Y el rey se cayó de espaldas una vez, dos, cuatro, ocho, dieciséis, treinta y
dos, sesenta y cuatro y ciento veintiocho veces.
Mientras se caía y se lo levantaban, el rey ordenaba.
-¡Que me traigan todo lo que sea rojo, azul y blanco!
Los guardias bajaron ligerito.
En la ciudad había 333.333 casas rojas, azules y blancas, y las aceras en rojo,
azul y blanco, y los perros metían las colas en los tachos de pintura y luego
se sacudían al lado de los árboles, los jinetes con sus ropas recién pintadas
subían a los caballos y los caballos al galopar dejaban los caminos pintados; y
las palomas mojaban sus patitas en los charcos de pintura que brillaban al sol,
luego volaban a los palomares, y los palomares pintaban las alas de las palomas
así que cuando éstas volaban por el cielo parecían
barriletes
de colores; y todos los miraban y se sentían muy contentos.
Todo era rojo, azul y blanco.
Todo menos el rey, sus guardias y el castillo.
¡Todo aquel que sea rojo, azul y blanco debe marchar inmediatamente al
castillo! ¡El rey lo ordena! –dijeron los guardias.
Y todos, hombres, mujeres, niños, ancianos, caballos, perros y pájaros, gatos y
palomas, todos los que podían marchar, llegaron al castillo.
Eran tantos, tantos, y estaban tan entusiasmados, que al momento el castillo,
las murallas, los fosos, los estandartes, las banderas, quedaron de color rojo,
azul y blanco.
Y los guardias también.
Entonces el rey se cayó de espaldas una sola vez, pero tan fuerte que no se
levantó más.
El rey de la comarca vecina, al mirar desde lo alto de su torre dijo:
-Algo ha sucedido, el rey del país chiquito ha cambiado el color de sus
estandartes, enviaré a mis emisarios, para que averigüen lo que ha sucedido.
-¿Qué ha sucedido?, ¿qué ha sucedido? –preguntaron los emisarios, cuando
estuvieron en presencia del rey.
Pero el rey grande del país chiquito estaba tan caído, que ni siquiera podía
contestar.
Entonces “uno” dijo:
-Resulta que yo estaba en la puerta de mi casa, tomando el fresco, mirando el
cielo, y vi pasar una paloma roja, azul y blanca, y entonces… y siguió contando
todo lo que había sucedido.
-Pondremos sobre aviso a nuestro rey, -dijeron los emisarios del país vecino,
no vaya a ser que le pase lo mismo.
Y marcharon al galope.
Claro, que los caballos llevaban ya sus patas pintadas y mientras galopaban,
pintaban los caminos de rojo, azul y blanco…
Pero fueron las palomas, las que primero llegaron a la comarca del rey vecino.
Y uno que estaba sentado en la puerta de su casa tomando el fresco, las vio y
dijo:
-¡Oh! ¡Qué lindo!, pintaré mi casa de rojo, azul y blanco.
Y la pintó nomás, y… como pueden ustedes imaginar este cuento que acá termina
por otro lado vuelve a empezar. FIN
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¿Qué piensas o que idea tienes sobre abuso de
poder? ¿Identificas a algún personaje
del cuento que tenga un accionar que no corresponde?
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¿Qué piensas sobre las órdenes del Rey?
Este trabajo terminara en clase entre
todos los alumnos, La idea es que leas el cuento y reflexiones sobre él.
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Lectura Obra de
Teatro “DE AZUCENA LA CENA” de Adela Basch
Personajes: AZUCENA- MOZO
( LA ESCENA TIENE LUGAR EN UN RESTORÁN ELEGANTE. ENTRA AZUCENA,
MUJER MUY BIEN VESTIDA Y SE SIENTA A UNA MESA. EN CUANTO SE ACERCA EL MOZO, SE
LEVANTA UN INSTANTE, LO TOMA DEL BRAZO Y LO CONDUCE HACIA SU MESA.)
AZUCENA (HABLA RÁPIDO.) Buenas noches, señor. Por
favor, ¿me podría atender enseguida? Estoy apurada.
MOZO ¿Qué dice, si la podría tender? ¿Dónde quiere que la tienda?
AZUCENA Disculpe, dije si me podría atender.
MOZO Sí, ya escuché, me preguntó si la podría tender. Esto es un restorán, no
es un lugar para que la gente se tienda. Si se quiere tender vaya a tenderse a
un sillón, a un sofá o a una plaza.
AZUCENA ¿A una plaza? ¿Para qué?
MOZO Para tenderse en un banco, si quiere.
AZUCENA Yo a los bancos voy a pagar las cuentas, no a atenderme. Para atenderme
voy a...
MOZO (LA INTERRUMPE) Claro, para tenderse viene al restorán. Pero aquí la gente
no viene a tenderse, viene a comer. Si quiere tenderse vaya a otro lado.
AZUCENA Señor, usted no me entiende, yo no quiero tenderme.
MOZO Señora, usted me preguntó si yo la podría tender. Y yo a los clientes no
los tiendo.
AZUCENA Yo no sé si los tiende, pero ¡me parece que no los entiende!
MOZO (IRRITADO) ¡Claro que los entiendo! Pero no los tiendo. Lo único que a
veces tiendo es la ropa: camisas, medias, pan...
AZUCENA (LO INTERRUMPE) ¡Pan! Justamente, podría ir trayendo pan, por lo menos.
MOZO Señora, yo me refería a pantalones.
AZUCENA ¿Pantalones? ¿Para qué quiero que me traiga pantalones? Si quisiera
pantalones no vendría a un restorán, iría a una tienda de ropa. Si vengo acá,
es para comer.
MOZO ¿Y por qué no come en lugar de hablar tanto?
AZUCENA ¿Cómo quiere que coma si usted no me trae nada, ni siquiera me muestra
las entradas?
MOZO Señora, usted de entrada tomó las cosas mal.
AZUCENA ¿Qué voy a tomar mal si no me trajo nada para tomar? Ni agua me
trajo...
MOZO Si usted me pide que la tienda yo no sé qué traerle.
AZUCENA Señor, por favor, entienda: no le pido que me tienda, ¡sino que me
atienda!
MOZO ¿Y por qué no empezó por ahí? Si usted no es clara yo no la puedo atender.
AZUCENA ¡Señor, sepa que yo no soy Clara! Nunca fui Clara ni lo voy a ser. A mí
me llamaron siempre Azucena.
MOZO ¿A mi cena? ¿Quién la llamó a mi cena?
AZUCENA ¿A su cena? Nadie me llamó a su cena.
MOZO Pero, ¿en qué quedamos? ¿No acaba de decir que siempre la llamaron
Azucena?
AZUCENA ¿Y a la cena de quién quiere que me llamen? Señor, ¿por qué no la
termina con esta escena y se ocupa de mi cena?
MOZO Señora, no la entiendo. Usted dijo que la llamaron a mi cena, y acá la que
viene a cenar es usted, no yo. Yo estoy trabajando de mozo.
AZUCENA Sí, de mozo... demos o... demos o... otra oportunidad a esta situación.
Mire, ¿por qué no me trae algo para comer?
MOZO Cómo no. ¿Le gustaría como entrada probar unos tomates rellenos?
AZUCENA Podría ser. ¿Están buenos?
MOZO Claro, son tomates de quinta.
AZUCENA ¡Tomates de quinta! ¡Lo único que faltaba! ¡Y lo dice tan campante!
Señor, sepa que si vengo a un restorán es para que me sirvan comida de primera,
no de quinta.
MOZO Pero, señora, justamente, son tomates de quinta, excelentes...
AZUCENA (SE LEVANTA Y SE ACERCA A LA PUERTA) ¡Quédese con su entrada, que yo
prefiero la salida! ¡Mal educado! ¡Vaya a ofrecer sus tomates a otro lado! (TELÓN)
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En teatro cuando
hablamos de conflicto, nos referimos a un problema a resolver de distintas
maneras.
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¿Cuál consideras
que fue el conflicto de la obra?
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En teatro cuando
hablamos de Entornos nos referimos al lugar donde transcurre la obra.
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En la Obra de
Azucena la cena, ¿en qué lugar transcurre la escena? Por ejemplo están hablando
en una escuela ,en una casa, en donde?
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A continuación
inventa una pequeña historia, piensa en un Entorno (lugar) y un conflicto que suceda en ese lugar.
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