En esta oportunidad les acercamos una actividad para que imaginen algo que no existe, así de fácil y difícil a la vez...
Tienen que leer este pequeño cuento llamado Una Tarde Distinta y seguir la lista de actividades, eso sí: tienen que estar MUY atentos y usar MUCHO la imaginación, ya que el final de la historia depende de lo que decidan ustedes.
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Una tarde distinta
Todas
las tardes Pepe y su amiga Lala iban a jugar a la bolita a la plaza, se pasaban
horas intentando realizar los tiros más difíciles: probaban tirar desde los
árboles, con los ojos vendados, con una rampa, de a dos bolitas juntas, hasta
inclusive desde la otra punta de la plaza. No había límites a la hora de ser en
el mejor jugador.
El
sueño de ambos era convertirse en campeones mundiales, que la gente los
reconozca por la calle, que el kiosquero les regale golosinas, y que la mamá
los dejara estar despiertos hasta tarde.
Este
día, en particular, hacía mucho calor, pese a ser primavera parecía una tarde
de enero. Se juntaron en la casa de Lala, que vivía frente a la plaza,
agarraron unas galletitas y cruzaron la calle mientras sus mamás los miraban.
Pepe
tiró primero ¡pim! hizo la bolita,
pero no había nada contra lo que pudiera golpear; después de reírse tiró Lala ¡pum! hizo su bolita también… ¿qué
estaba sucediendo? Estaban en el arenero de la plaza, no había nada para
chocar, asique se acercaron a investigar. Lala iba adelante, porque pepe era más
asustadizo.
Caminaron
despacito hacia donde estaban las bolitas hasta que escucharon un ¡Aaaaaaaaaay!
Y se quedaron mirando entre el asombro y la risa, nunca habían escuchado algo
así ¿quién gritó si no había nadie?
“¡Primero
me pegan con dos bolitas y ahora me pisan!” Dijo una voz… “¡Soy
Cucu! Y soy invisible ¿cómo hicieron para encontrarme?” Les preguntó.
Los chicos miraron para todos lados y no entendían qué pasaba ya que allí no había
nadie, pero la voz de Cucu era tan rara que se empezaron a reír.
“Yo
soy el campeón mundial de la escondida, y me encontraron… no lo puedo creer”
Dijo lamentándose Cucu, “Como premio les voy a conceder 3 deseos…
eso sí, antes de cumplírselos necesito que me digan un lugar en el barrio donde
pueda volverme a esconder sin que me encuentre nadie”.
Los
chicos se miraron entre ellos y empezaron a pensar sus deseos. Tenían que
aprovechar esta oportunidad y pedirlos entre los dos.
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